miércoles, 30 de enero de 2008

Guía comercial


28 sep 2007

Falta apenas un instante para que la temporada se ponga oficialmente en marcha, falta apenas una semana para que la Liga ACB eche a rodar y, como cada año por estas fechas, los diferentes medios de comunicación pronto nos inundarán (bueno, tampoco exageremos) con un montón de guías previas, de esas que recogen todas las plantillas, todas las novedades, todos los traspasos... Yo aquí podría hacer lo mismo, pero sería una vulgaridad y además sería absurdo, porque todos ellos lo harán infinitamente mejor. Así que, abusando de su infinita paciencia y resignación, le propongo otra cosa: una guía comercial. Sí, no me ponga esa cara, una guía comercial, de empresas que van y vienen, de patrocinios nuevos y viejos, para que cuando usted se siente ante el televisor (o ante el ordenador, o ante la cancha) ya no haya ningún palabro raro que le pille por sorpresa.

Así pues, ¿está usted dispuesto? Probablemente no, pero aún así seré inasequible al desaliento y le soltaré el rollo de todas maneras. Allá va:

Para empezar, el Barça ya no se llama Winterthur. No es que haya cambiado de patrocinador sino que el patrocinador ha cambiado de nombre, ha sido absorbido, se ha fusionado, se ha fundido, sabe dios. Ahora se llama Axa. Mucho mejor, mucho más fácil. Antes decías "Winterthur Barcelona" y se te llenaba la boca de saliva, y el nombre era tan largo que algún comentarista ya consumía un ataque con sólo nombrar al equipo. Ahora en cambio dices "Axa Barça" y hasta parece como que te rima, queda hasta poético. Hombre, ya si hubiese sido "Arsa Barça" se habría alcanzado la perfección pero quizás el resultado habría resultado un pelín folclórico, lo cual no casaría en absoluto con la idiosincrasia de la entidad... No fotem, dejémoslo así, está bien como está.

Al otro lado del espectro se halla el Real Madrid, que por supuesto no modifica su sacrosanto nombre pero sí la publicidad que luce en su pecho. Ya no vende muebles de cocina, ni teléfonos móviles, ni siquiera casas de apuestas por Internet como hacen este año sus hermanos del fútbol, no. Ahora vende el Metro. Pero ojo: no el medio de transporte, sino el diario que te entregan a la entrada de dicho medio de transporte. Como me está quedando un poco confuso, aclararé para quien lo ignore que Metro es uno de los periódicos gratuitos que se reparten cada mañana en Madrid (y en otras muchas ciudades del mundo mundial, al parecer). Y que, por gratuito que sea, se ve que sí dispone de pasta suficiente como para incrustarse en la inmaculada casaca de la sección de baloncesto de la más florida y granada institución deportiva del universo patrio, ahí es nada la pomada. Eso sí, su logo es verde, muy verde, lo cual se da de patadas con el blanco con ribetes morados del susodicho uniforme. Pero esto, en habiendo dinero de por medio, debe ser lo de menos, evidentemente.

En Sevilla cambian de nombre. Ya no son Caja San Fernando, para alivio de los no iniciados que antes inevitablemente solían situar al equipo en la bella localidad gaditana del mismo nombre, en vez de en la no menos bella ciudad de la Giralda. Pero no porque lo haya decidido el departamento de marketing del club (si lo hubiere), sino porque es la propia entidad patrocinadora la que ha cambiado su denominación: ahora es Cajasol, in english Sunbox (o Boxsun, no sé...)

Es lo que tienen las cajas andaluzas de ahora, que cuando les parece que están solas les da por fusionarse. El matrimonio San Fernando-El Monte tuvo pronta descendencia, y... ¿cómo le ponemos a la criatura?... Pues como es una caja, y como aquí hace sol, le llamaremos Cajasol. Francamente brillante. Y algunos se habrán llevado una pasta por la ocurrencia, no les quepa duda.

En el Cajasol todo es de estreno, no sólo el nombre: estrena entrenador argentino (y campeón olímpico, cosa de la que muy pocos no norteamericanos pueden presumir); estrena plantilla, plagadita de nuevos fichajes adquiridos por un puñao de parné; estrena pabellón (en realidad es el mismo de siempre, pero se lo dejaron hecho un pincel para el Eurobasket, así que casi como si fuera nuevo); y estrena también, por increíble que parezca, uniforme. Tampoco es para tanto, al fin y al cabo sólo debe ser la trigésimonovena (o así) indumentaria de su aún corta historia, pero ya lo dice el dicho (valga la redundancia), renovarse o morir. Pasó ya el tiempo del blanco, del rojo, del verde, del grana... Este año toca negro. El que viene, quién sabe.

En Bilbao también tienen nuevo nombre. Ya no son Lagun Aro (una lástima, porque se trataba de una denominación muy apropiada para este juego; al menos en su segunda parte); ahora son Iurbentia. Pero ojo con la primera letra, que es i latina mayúscula, no ele minúscula como pudiera parecer... Yo lo digo más que nada porque ya he escuchado/leído más de una vez llamarles Lurbentia, con ele, confusión probablemente originada en el hecho de que no se trata de una empresa muy conocida precisamente (fuera del País Vasco, al menos), de hecho yo mismo me he tenido que dar un breve paseo por el gúguel para averiguar de qué se trataba (y se trata de una promotora inmobiliaria, como era de esperar).

Pero que los mecenas no se asusten demasiado con el tema del nombre, porque hay casos peores. Hace ya más de dos años que el equipo de Girona se llama Akasvayu, pero pasarán más de mil años, muchos más, y aún no lo sabrá decir ni dios. En el reciente Eurobasket hemos tenido ocasión de comprobarlo, primero con la gente de a pie, más tarde escuchando a prestigiosos narradores jugones y no menos prestigiosos comentaristas jocosos y bienhumorados: no dicen Akasvayu, dicen Askavayu, o sea, As-caballu, como si la primera parte fuera una carta de la baraja (o un periódico deportivo) y la segunda un brioso corcel, asturianu por más señas. Quiero pensar que en Girona alguien sabrá decirlo bien (al menos los dueños de la empresa, espero), pero ya tampoco estoy muy seguro...

Por lo demás, nada nuevo bajo el sol: Unicaja, Tau o Pamesa siguen siendo quienes eran, MMT, DKV, Dunas o Polaris aún continúan entre nosotros, el recién ascendido Manresa sigue siendo Ricoh (qué ironía), el Menorca aún Vive... El otro recién ascendido, León (antes Climalia) encontró finalmente patrocinador (nótese que no utilizo el término sponsor, todo sea por salvaguardar la pureza de nuestra lengua), a ultimísima hora, ya casi con el control cerrado, que ya se sabe que nunca es tarde si la chicha es buena. Se llama Begar y es... (efectivamente, lo han adivinado) otra promotora inmobiliaria.

Al hilo de esto he emprendido una profunda investigación, consistente en echar un par de cuentas y pasar otro par de minutos en el gúguel, a partir de la cual puedo concluir (y concluyo) que nada menos que una tercera parte de los 18 equipos ACB, es decir seis (6), están patrocinados por empresas del sector inmobiliario (no está mal, tratándose de un sector que dice estar en crisis). A considerable distancia le siguen el sector de los seguros (tres), las otrora predominantes cajas de ahorros (dos) y las empresas de cerámica, gres, azulejos, etc (otras dos). Vamos, que si a usted Akasvayu (un suponer) le vende una vivienda, el préstamo hipotecario se lo da (es decir, presta) pongamos Unicaja, el seguro del hogar se lo hace con Axa y su suelo es de Pamesa cerámica por ejemplo, bien puede afirmar que es usted un amante del baloncesto. O quizás no lo sea pero debería serlo porque le va a dar lo mismo, al fin y al cabo va usted a pringar igual...

Y un último hueco para el Club Baloncesto Granada, que un año más es el único que aparentemente no tiene patrocinador. Es decir, sí que debe tener unos cuantos, pero se ve que ninguno suelta la pasta suficiente como para dar nombre al equipo. Pero vamos a ver, ¿dónde están las promotoras inmobiliarias granaínas, por el amor de dios?

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