miércoles, 30 de enero de 2008

Desdaimielización

15 nov 2007

Hace ahora algo más de un año, Digital + nos anunció el flamante fichaje de Nikola Loncar, que pasaría así a formar parte de la nómina de comentaristas NBA de dicha casa. La cosa no estaba mal viniendo de una empresa que jamás se había caracterizado por adquisiciones externas sino más bien por todo lo contrario, por nutrirse casi exclusivamente de su propia cantera.

Pues vale, hasta ahí todo perfecto, bienvenido sea. Pero no era fácil evitar que se nos plantearan algunas preguntas, como... ¿por qué precisamente Loncar, y no otro? ¿por qué precisamente ahora, y no en otro momento? Dudas razonables ante las cuales nos surgieron tres perfectamente posibles (a la par que probables) respuestas:

1. Por la mera recomendación de su querido suegro, el ex entrenador futbolístico y habitual comentarista radiofónico Radomir Antic.
2. Para compensar tal vez la (entonces) reciente marcha de Andrés Montes.
3. Para preparar tal vez la probable próxima marcha de Antoni Daimiel.

Tres posibilidades que no eran en absoluto excluyentes; es decir, podían perfectamente ser ciertas las tres respuestas a la vez. La primera era lógica y probable; la segunda, evidente, la tercera...

La tercera empezó a hacerse realidad pocas semanas después, justo aquel día en que SEDENA publicó una magnífica entrevista con el propio Daimiel. En dicha entrevista hablaba de lo divino y de lo humano, hablaba incluso de su propio futuro. Hablaba, creo recordar, de su agotamiento tras tantas madrugadas de NBA, de que él no se veía haciendo esto toda la vida, de que a corto o medio plazo se veía incluso haciendo fútbol (“deporte que me gusta tanto o más que el baloncesto”), de que su gran ilusión periodística sería convertirse en corresponsal de información general en alguna capital extranjera... No hacía falta leer entre líneas para comprender que su ilusión de aquellos primeros años ya tiempo atrás se había convertido en monotonía, y que ahora esa monotonía ya estaba convirtiéndose en hartazgo.

Casi un año ha pasado desde entonces, y a la vista de los acontecimientos no resulta nada descabellado afirmar que Digital + (o mejor dicho, NBA +) ya ha comenzado su proceso de desdaimielización. No es algo que diga yo, de hecho ya el propio David Carnicero lo dijo hace como una semana, respondiendo a todos aquellos esemeeses: “Antoni se ha cansado de la vida de vampiro; comentará NBA cuando ésta sea con luz de día, pero con luz de luna se dedicará ya a otras cosas, a planchar la oreja probablemente...” Algo así.

Los hechos, evidentemente, lo confirman: Llevaremos como veinte jornadas de NBA y Daimiel aún no ha pisado el plató ni en una sola madrugada, ni lo hará probablemente en todo el año, ni lo hará seguramente ya nunca jamás. Daimiel sí hizo numerosos partidos de pretemporada (que iban en diferido, por lo que se grabarían de día), Daimiel sí hizo el pasado sábado el diferido de las diez de la mañana en Canal +, Daimiel sí continúa al frente del estupendo programa Españoles NBA. Y cabe pensar que así seguirá siendo toda la temporada, tal vez con el añadido de algún partido extra en la tarde de algún domingo, quizás aún con algún viaje a USA para el All Star, para las finales (pero ya siempre llevando de la mano a Loncar, su sucesor in pectore)...

Eso, hoy (es decir, esta temporada); mañana (es decir, el año que viene) quién sabe... La desdaimielización tiene pinta de ir poco a poco: el año pasado meto a Loncar y me lo voy llevando al all star, éste ya dejo las madrugadas y pongo a Niko de titular, el año próximo termino ya de soltar amarras... Su adiós, de producirse, no será algo abrupto sino progresivo, nada que ver con el caso Montes, al fin y al cabo éste estaba por contratos anuales mientras que Daimiel es fijo, de plantilla como si dijéramos... O quién sabe, quizás esté yo hablando por no callar (para variar), quizás nada de esto suceda, quizás Daimiel siga ligado a la NBA (es decir, a lo que dure en esa casa la NBA) de por vida, más o menos de día, más o menos a distancia...

En cualquier caso no nos rasguemos las vestiduras, que tampoco están los tiempos como para rasgarse uno nada. Once años seguidos trabajando cuatro o cinco madrugadas por semana destrozan la salud física y psíquica de cualquiera, esto lo sabe bien todo aquel que haya trabajado de forma continuada en horario nocturno, todo aquel que tenga familiares, amigos o conocidos padeciendo esta misma situación. Los años van pasando, los cuerpos y las mentes ya no aguantan lo que antaño, los desarreglos te pasan factura hasta ese día en que te plantas, en que te dices hasta aquí hemos llegado, ya ni una más santotomás... Y Daimiel, afortunadamente (para él) está, debe estar ya en una posición que le permite hacer eso, poner sus condiciones, exigir otro horario, quizás pedir incluso un cambio de destino, tras tanto tiempo, tras tantísimos servicios prestados.

La NBA seguirá (de momento) con él, las madrugadas de NBA seguirán sin él. Nos quedamos en manos de Nikola Loncar, que a mí me gusta pero que es tal vez un poco mono-tono (que no monótono), de ritmo plano y voz ligeramente apagada que a veces tiende a ocultar sus a menudo interesantes aportaciones. Siempre que a su lado esté el vibrante (y cada día mejor) David Carnicero, todo irá bien.

Y las noches que no esté Loncar, pues depende. A menudo nos tocará sufrir al insufrible Ramón Fernández, los jueves nos tocará disfrutar al extraordinario (y eternamente infrautilizado) Antonio Rodríguez, en la recámara quedará el interesantísimo (no llega al nivel de Rodríguez, pero es infinitamente mejor que Fernández) Jose Ajero. Es decir, más o menos lo de siempre, lo malo o lo muy bueno de casi siempre... pero sin Daimiel, que de menú del día pasará a convertirse en plato de lujo, en esa ración especial de muchas mañanas de sábado y quizás de alguna tarde de domingo.

Nada que reprochar, insisto. Y mucho, muchísimo que agradecer. Continúe o no, ocurra lo que ocurra, vaya a donde vaya, congratulémonos por haber podido gozar con sus comentarios durante tantísimas madrugadas, durante cientos, quizás miles de partidos, infinitos momentos inolvidables de baloncesto. Muchas gracias por todo, amigo.


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