miércoles, 27 de mayo de 2009

HASTA SIEMPRE

Hasta aquí hemos llegado. En apenas veinte días caerá el telón de esta Liga ACB 2008/2009; en apenas esos mismos días caerá también el telón de esta Plataforma. Lo primero no habrá de ser muy grave, de hecho antes de cinco meses ya tendremos en marcha la Liga ACB 2009/2010. Lo segundo no habrá de serlo tampoco: a estas alturas, la desaparición de otra web de baloncesto ya no importará a casi nadie... aunque a algunos aún nos siga poniendo un poco (o un mucho) tristes, qué le vamos a hacer.

Este es el final de un hermoso sueño, de una bella historia que comenzó allá por 2004 (tal vez antes incluso) cuando unos locos de esto, Paco Navarro y Salva Navarro, Unicajero y NBA+, malagueño y valenciano sin relación alguna de parentesco entre ambos, decidieron dar un paso adelante. Decidieron que algo había que hacer, que webs que hablaran de baloncesto había muchas pero webs que defendieran al baloncesto, que reivindicaran su presencia (en los medios, en la vida), realmente no había ninguna. Para llenar ese vació nació esta Plataforma SEDENA a la que luego tantos otros locos nos fuimos sumando, fuimos compartiendo este sueño, fuimos poco a poco logrando formar parte de él. Pero ya dijo Calderón (no el de los Raptors sino el De La Barca) que los sueños sueños son: en cuanto te descuidas te despiertas.

Este sueño me permitió conocer personalmente a dos grandes tipos a quienes de otra manera jamás habría conocido: Paulo y Paco, Cadoi y Unicajero. Con cada uno de ellos compartí sólo una tarde (de baloncesto en el primer caso, de cañas en el segundo), de cada uno de ellos me llevé la sensación de que podría compartir otros muchísimos ratos de conversación alrededor de este deporte, de esta web, de la vida.

Este sueño me permitió conocer virtualmente a un montón de buena gente, tantos baloncesteros con quienes compartí tantos buenos ratos de lecturas y escrituras acerca de este juego: NBA+, Iceland Ice, Fénix, Sarunas, El Buey Almizclero, El Jinete, Juanralvaro, Decopas, Davidzaz, Halohubama, Koudelin, Gomezbodego, Mirza Delibasic, Sibaris, Txapu, BaskonistaAtope, Ruymanfm, Kanon tfe, Salade, Rubicundo, Jacobinos, Ralm1977, Geboren, Yovaisha, R7k0/Rico, Tonikukoc, Pepelu, Dick Vitale, Lokrum, Marcus Stern, Skip to my Lou, Luisja, Laia, Tina, Carmen, Dani55555, Disi+, Main, Xurxogg, Trikitixa, Paqpaloukas, Sunnset, Tilin, Berdi, El Viajero, G1n0bili, Toine Walker, Corderista, Gardan... y tantos otros cuyo nick ya no recuerdo y que si aún pasan por aquí (cosa improbable) jamás me perdonarán no haberles incluido en esta lista, por lo que de antemano les pido disculpas.

Juntos creamos y mantuvimos este sueño, desde aquellos primeros tiempos, aquel foro que crecía día a día, aquellos artículos iniciales de El Viajero, Toine Walker o G1n0bili, las crónicas estadísticas de Gomezbodego, las impagables joyas que nos iba dejando El Jinete. Y un día de repente resultó que teníamos una web que daba gloria verla y un foro que era nuestro gran orgullo, que nada tenía que ver con otros foros al uso, que recogió debates acerca de nuestro deporte (y de otros temas también, a veces) con una profundidad, una riqueza y un respeto mutuo que habrían sido la envidia de cualquier otra página que se precie. Y montamos campañas, y hasta pusimos nerviosos a organismos, autoridades y televisiones varias, y hasta llegamos a creernos la utopía de que otro mundo (alrededor del baloncesto) era posible. Y quién sabe, tal vez incluso consiguiéramos algo, tal vez más de lo que hoy mismo imaginemos, más desde luego de lo que creímos en su día. Éramos felices, de alguna manera, aunque entonces no lo supiéramos.

Pero como cantaba aquella insigne a la par que recordada tonadillera, se nos rompió el amor de tanto usarlo. Fuimos creciendo, rebosamos el primer servidor, llegaron las primeras reformas, obras y más obras, diseños y más diseños que obligaban a nuevos foros en los que volver a empezar de cero, y el paso del tiempo que nos fue debilitando, y los de toda la vida que se fueron (nos fuimos) cansando, y los nuevos que apenas fueron llegando... Empezó la cuesta abajo y no nos dimos cuenta, o tal vez fue que no quisimos dárnosla. Un día ya fue demasiado tarde. Un día quisimos revivir sin comprender que quizá ya estábamos muertos. Esta web morirá oficialmente en unos pocos días, aunque tal vez murió ya, de algún modo, hace ya unos cuantos meses.

En unos días se acabará esta web y con ella morirá también este blog, esta misma bitácora que usted está leyendo ahora. Este blog nació, creció y se reprodujo en SEDENA, por lo que no tendría sentido que siguiera viviendo lejos de SEDENA. No lo destruiré porque no quiero hacerlo (y además, porque tampoco sabría cómo hacerlo), porque me apetece que siga aún en esa extraña cosa llamada ciberespacio, por si acaso diera la casualidad de que algún día algún incauto aterrizara aquí por puro azar y hasta le interesara lo que aquí hay escrito, por más que ello estuviera ya más obsoleto (desactualizado, dícese ahora) que el vestuario de mi difunta abuela. Así pues este blog aún seguirá vagando en el ciberespacio por los siglos de los siglos (amén)... pero no volverá a registrar ninguna entrada desde este mismo día de hoy.

Ahora bien, mucho me temo que los amables señores de Blogspot (sean éstos quienes sean) no estarán por la labor de mantener hasta la eternidad, ocupándoles espacio, un blog permanentemente inactivo (o tal vez sí, no sé). Así que yo, qué quieren que les diga, me he curado en salud. Todos estos escritos no son gran cosa, lo sé yo mejor que nadie, pero por extraño que resulte les he tomado cariño y no me apetece que se pierdan. Así que he hecho una de esas cosas que jamás pensé que haría: he recopilado buena parte de ellos en un (llamémoslo así) libro virtual, un tocho, juntado en word y pasado posteriormente a pedeefe, en el que se recogen casi todas las tonterías que tuve la ocurrencia de escribir durante estos cinco últimos años. Hace tiempo solía decirse que un ser humano, para sentirse plenamente realizado, tenía que haber tenido un hijo, haber plantado un árbol y haber escrito un libro; no es que esté yo muy de acuerdo con semejante chorrada, pero en fin: hijo tengo, alguna vez (aún sin querer) habré metido una semilla en un montón de tierra y en cuanto al libro, francamente no sé si esto puntuará como tal, pero ahí quedará para lo que sea menester.

En unos días, cuando consiga averiguar cómo se hace, intentaré colgarlo en una afamada web llamada Bubok, que tiene el maravilloso don de permitir a juntaletras amateurs publicar gratuitamente sus creaciones, pudiendo incluso ponerles precio y hasta obtener algún beneficio a cambio (siempre y cuando, claro está, logren vender algún ejemplar). Allí irá a parar (o eso intentaré, al menos) este ladrillo, al que he puesto el bello a la par que descriptivo título de Delirios Sedeneros, y en el que queda recogido buena parte de lo que un día escribí (unas cuantas cosas me las he cargado, por infumables): desde alguno de los posts que publiqué en aquel primer foro (y que he podido recuperar gracias a que antes los escribí en word, y a que asombrosamente aún estaban en el disco duro del ordenador de mi trabajo) hasta este último, este mismo que usted está leyendo ahora, éste que acaso sea el que más me habrá costado escribir de entre todos los aquí reunidos.

¿El precio? Pues después de pensármelo durante un par de segundos, he tomado la decisión de que éste sea exactamente 0 €, es decir, cero euros (siempre y cuando dicha web lo permita, por supuesto; y si no lo permitiera, pues sería en todo caso un precio absolutamente simbólico, el más bajo posible, qué sé yo, diez céntimos, algo así). ¿Por qué? Pues por dos razones fundamentales: primera, porque no me parece ético cobrar ahora por algo que llevo años publicando completamente gratis; y segunda, porque no creo que haya nadie en su sano juicio que esté dispuesto a pagar por las cosas que yo escribo. En realidad sólo pretendo que aquellos que así lo quieran puedan tener, no sólo en su memoria sino también en su ordenador, un pequeño recuerdo de lo que fue SEDENA. No de toda la web, lógicamente, qué más quisiera yo, pero sí al menos de la cuota de pantalla que a mí me corresponde, de esta pequeña parte de web de la que pude sentirme (más o menos) responsable.

De todos modos, y ya que estamos en confianza (y en familia, me temo), aquellos interesados (si alguno hubiere) ni siquiera necesitarán esperar al Bubok para luego perderse en sus procelosas aguas: desde ya mismo me lo pueden pedir, si así lo prefieren, a zhahihd@yahoo.es , y estaré encantado de remitírselo a vuelta de correo (lógicamente, por el mismo precio; o por el mismo no-precio, para ser más exactos).

Así pues, hasta aquí SEDENA, hasta aquí Zaid en SEDENA... pero no teman (o no se alegren, según) porque aún seguiré incordiando, aún me quedará otro lugar donde escribir: antes dije que este blog nació, creció y se reprodujo... y de dicha reproducción nació ese otro blog al que puse el absurdo nombre de CORRECALLES, y que muy pronto cumplirá ya sus dos primeros años de edad, hay que ver, cómo pasa el tiempo. Fue a nacer en los días previos al Eurobasket de 2007, un periodo en el que preveía tener muchas cosas que contar y en el que temía no poder contarlas aquí, por encontrarse esta web (una vez más) en obras. Durante todo este tiempo convivieron ambos blogs (y hasta compartieron contenidos, en una primera etapa); a partir de ahora el hijo habrá ya de apañárselas solo (en realidad lleva apañándose solo desde hace unos cuantos meses).

Tampoco sé cuánto durará, cuánto aguantaré. Me encamino peligrosamente hacia el medio siglo, una edad que quieras o no te obliga a replantearte muchas cosas: por ejemplo, qué demonios pinto yo aquí escribiendo para presuntos lectores a quienes a menudo doblo (y a veces casi triplico) la edad, gentes a quienes Martín, Petrovic, Sabonis, Magic o Bird les suenan a fantasmas, a quienes cualquier cosa que no esté absolutamente pegada a la actualidad les hará exclamar que ya está aquí otra vez el Abuelo Cebolleta con sus batallitas. Y qué demonios pinto yo aún en un medio como éste del blog que parece estar quedándose obsoleto (perdón, desactualizado) por momentos, arrasado por los tuíter, los féisbuc y demás universos paralelos que aún me siento incapaz de controlar (cualquiera de estos días tendré que pedirle a mi hijo, aún en la pre-preadolescencia, que me dé unas cuantas clases).

Y hasta habré de asumir además que mi número de lectores, ya de por sí escaso, ahora disminuirá aún más con la desaparición de esta web, ya que (según me chiva puntualmente aquella aplicación) la mayoría de la gente que enlaza al CORRECALLES desde otras páginas lo hace precisamente desde esta web de SEDENA, con lo cual ahora perderán esa rutina cotidiana de pinchar allí, desde aquí, para ver qué nueva tontería he escrito. Pero en fin, como no tengo remedio (y como esto de juntar letras me gusta, a qué negarlo) supongo que allí seguiré dando la brasa mientras las ganas y las fuerzas me aguanten, aunque apenas me quede tiempo, aunque me lean cuatro gatos, aunque casi no me lea ni yo mismo.

Así que esta historia mía aún continuará de algún modo lejos de SEDENA, pero ése ya no será el caso de otras historias: ya nunca volveremos a rellenar nuestra Quiniela Sedenera, maravilloso invento de esta web, que nos tuvo entretenidos semana a semana durante estos últimos años y que cualquier día alguien nos copiará en cualquier otra web, sin que (me temo) ninguno de nosotros podamos hacer ya nada por evitarlo. Ya no volveremos a acudir a nuestra Guía Sedenera, hoy de Juanralvaro y que antes fue de NBA+, quizá el lugar más demandado y valorado de la página, quizá el único lugar en el que un aficionado al baloncesto podía encontrar allí reunidas todas las retransmisiones de su deporte, sin tener que ir (como habremos de volver a hacer a partir de ahora) de romería por otras webs, que si la de la ACB o la de la Euroliga, que si la de TVE, la de Teledeporte, la del Plus o las de todas las Autonómicas habidas y por haber. Ya no volveremos a encontrar el Audímetro, esos estudios de audiencia que durante tantas semanas nos dejó Sarunas y que tanto nos ayudaron a saber quiénes éramos, dónde estábamos exactamente (dónde estaba nuestro deporte, para ser más exactos). No sé si aún tendremos el Blog de Ice, ni sé si aún podremos encontrar en algún lugar al Sedenator, las más/menos y demás innovadoras estadísticas que un día creara Unicajero. Ya no tendremos ese foro (nuestro foro) donde desahogarnos cuando fuera menester (de hecho ya era como si no lo tuviéramos), ya no jugaremos al Trivial ni abriremos el clásico post veraniego de fichajes y rumores para la temporada 2009/2010. Ya nunca podremos recrearnos con aquel imprescindible artículo fundacional de Gonzalo Vázquez, ni sabremos ya dónde encontrar todas aquellas maravillas que un día dejó aquí El Jinete. Ya nada será igual.

Todo tiene un principio y un final. Y aunque hoy nos pueda parecer que quizás este final nos llegó demasiado pronto, tal vez sea mejor así. Como ya alguien dijo por aquí hace algunos meses, mejor morir así, de eutanasia, en lugar de seguir muriendo poco a poco, indefinidamente, en lenta y dolorosa agonía. Dentro de unos días Plataforma SEDENA será ya tan sólo un recuerdo: procuremos al menos que sea un recuerdo grato, quedémonos preferiblemente con todos aquellos buenos ratos, con tantos segundos o minutos diarios (y hasta horas, a veces) como pasamos aquí, leyéndonos unos a otros, soltando nuestras parrafadas, montando campañas, festejando victorias o consolándonos tras las derrotas, sufriendo con las audiencias, imaginando como nuestro deporte (más bien, la atención que recibe nuestro deporte) podría ser, tendría que ser de otra manera. De algún modo, fuimos felices. O como suele decirse en estos casos, fue muy bello mientras duró.

También suele decirse aquello de que esto no es un adiós, es un... Francamente, no sé lo que es. Sé que a algunos aún me los encontraré en ese mi otro blog (y allí tendrán siempre su casa), o en esa LigaYajú que aún intentaremos conservar (y puede que hasta lo consigamos) en la que ya habrá de ser su sexta edición (insisto, hay que ver, como pasa el tiempo). Otros tal vez nos volvamos a encontrar en cualquier otra web, en cualquier otro momento, en cualquier otro lugar, quién sabe. Otros ya sólo pertenecerán a nuestra memoria, a ese rincón de los buenos recuerdos al que me referí antes... Sea como fuere, fue, en todos los casos, un verdadero placer. Hasta siempre, amigos.

jueves, 26 de febrero de 2009

salto de calidad

Hace algo más de tres semanas, la ACB, en su página web, nos sorprendió con la siguiente nota:

Hoy lunes, 2 de febrero, se ha celebrado una reunión de trabajo entre representantes de los clubes ACB y directivos de Televisión Española, con el objetivo de seguir evolucionando el producto y la calidad de la cobertura televisiva.

Javier Pons, Director General de TVE, y Julián Reyes, Director de Deportes, se han desplazado a Barcelona para conocer la Asociación de Clubes y mantener un encuentro profesional con el Presidente de la ACB, Eduardo Portela, su ejecutiva y los Presidentes y Directores Generales de los 17 clubes que integran la presente temporada.

“Hemos venido a la ACB con un gran objetivo: refrendar el compromiso de Televisión Española con la ACB y con el baloncesto”, afirmó Pons en su intervención. “Honramos el legado que nos dejaron los anteriores dirigentes, pero la nueva dirección de esta cadena llega con toda la ilusión de maximizar nuestra relación con la ACB, a la que consideramos socios y compañeros de camino, nunca proveedores de contenidos”.

El Director General de Televisión Española felicitó públicamente a la ACB por su trabajo. “Todo el mundo mira hacia España y si lo hace por algo será. La ACB lleva trabajando muy bien desde hace muchos años y es justo que TVE se lo reconozca situándola como uno de los contenidos premium de la cadena”.

Por su parte, Julián Reyes, Director de Deportes de TVE, remarcó la apuesta de Pons manifestando su “creencia total en el producto ACB”. “Desde hace tiempo, y en colaboración estrecha con los dirigentes de la ACB, estamos trabajando un proyecto ambicioso que provocará un salto importante de calidad del producto. Será una manera diferente de entender y ver el baloncesto profesional desde el prisma televisivo que espero y deseo que el aficionado y el espectador aprecien. TVE y ACB saben lo que quieren y se demostrará en un corto espacio de tiempo”.

(las negritas -azulitas, en este caso- no son mías, venían ya de serie en el texto original)

Qué potito y qué herboso (que dirían Martes y Trece, cuando aún decían algo) sonaba todo, de mis enrojecidos ojos brotaban lagrimones como naranjas al leer todas aquellas expresiones, refrendar el compromiso, honrar el legado, maximizar la relación, socios y compañeros de camino, contenido premium, creencia total en el producto, proyecto ambicioso, salto importante de calidad, manera diferente de entender y ver el baloncesto...

Vamos, que huelga decir que no me creí nada, por supuesto. Es decir, sí me creí que se hubieran reunido para la ocasión, faltaría más, pero desconfié de inmediato de toda la parafernalia subsiguiente. No tanto porque sea yo descreído por naturaleza (que también) como porque son ya demasiadas veces, demasiadas palabras maravillosas, demasiadas buenas intenciones, demasiado ruido para tan pocas nueces. Nos vemos, nos ponemos hasta el culo, nos llenamos la boca de buenos propósitos, le decimos a la gente que todo va a cambiar y aquí paz y después gloria hasta que dentro de un año volvamos otra vez por aquí para decirles más o menos lo mismo...

Así pues, llegados a este punto, no me queda ya más remedio que (seguro que ustedes ya estaban imaginándolo) envainármela convenientemente, una vez más. Palabrerías pasadas no presuponen palabrerías futuras (que dirían los bancos, si bien ellos refiriéndose a otras cosas), el que otras veces nos hayan llenado la cabeza de pájaros no significaría necesariamente que esta vez nos la vuelvan a llenar, el que otras veces no les hayamos creído no tendría por qué significar que esta vez no les podamos creer... A las pruebas me remito.

Pruebas que hemos podido percibir claramente durante esta pasada edición de la Copa del Rey: acaso la Copa mejor televisada de cuantas existieron (al menos la mejor de entre las ofrecidas por TVE), del mismo modo que la Final acaso fuera el partido de baloncesto mejor retransmitido de cuantos ofreció en toda su historia TVE. ¿Exageración? Vayamos por partes:

Prueba nº 1: por fin TVE rellenó el hueco que hace ya más de dos meses dejara vacante Scariolo, quien a su vez rellenó en su día el hueco que dejara vacante el gran Creus. Un hueco rellenado, en mi opinión, de la mejor manera posible: Pepu Hernández, que ya sonó para el puesto allá por septiembre, era de lo más apetecible que quedaba en el mercado. Y ciertamente no defraudó. Fue, eso sí, de menos a más: el primer día se le notó contenido, agarrotado, como falto de confianza: sin entrar al trapo de las múltiples chorradas de Romay, hasta pareciendo a veces que le tuvieran que sacar las palabras con sacacorchos... Pero poco a poco se fue encontrando más a gusto, la cosa mejoró ya al día siguiente, y en semifinales, y ya en la Final era por fin Pepu en estado puro. Aportando todo lo que ya sabíamos que podría aportar, y siendo ello apenas un esbozo de lo que podrá aportar en un futuro.

Prueba nº 2: las chicas (ustedes disculpen esta expresión, manifiestamente sexista, ya que me dirán con razón que a ver por qué no hablo de los chicos cuando me refiero a Cañada o Romay, pongamos por caso; pero así nos entendemos). Es decir, Fe López y Virtudes Fernández, pero ya no de una en una (como venía siendo demasiado habitual) sino las dos a la vez, una en cada banquillo, mejor situadas que nunca como prueba evidente de esa estrecha colaboración a la que se aludía en la nota. Aportando antes, después y (sobre todo) durante, y trabajándose además estupendas entrevistas por todo el Palacio en los intermedios. Puestos a hacer comparaciones odiosas no puedo evitar tener la sensación de que aporta más Fe que Virtudes, de lejos. Pero ambas resultan igualmente imprescindibles.

Prueba nº 3: los tiempos muertos. Vale, me dirán que esto no es una novedad, que anda que no hace ya tiempo que podemos escucharlos... Ya, pero es que la novedad no estuvo en el qué, sino en el cómo. Para empezar, ya no es la pobre periodista la que tiene que meter su brazo y su micrófono allí en medio, estirándose cuanto puede, llegando a duras penas, invadiendo algún espacio vital. Esta vez TVE optó por incorporar unos artilugios a modo de grúas (o dicho de otra manera, un palo largo del que colgaba el micro propiamente dicho); aparatosos, ciertamente, pero que cumplen impecablemente su función.

Pero es que además, acostumbrados como estábamos a escuchar tan solo a un entrenador por cada tiempo muerto, y ello en el mejor de los casos, esta vez descubrimos con asombro que hasta podíamos escuchar a los dos. Que no hay publicidad, pues a uno en directo y al otro en diferido. Que sí la hay, pero ésta al menos permite un pequeño hueco al final, pues a los dos técnicos en diferido, siquiera unos segundos tan solo, lo suficiente para hacernos una idea de lo que allí se ha dicho. Todo un lujo a nuestro alcance, por más que a algún entrenador puntual siga sin gustarle (lo cual, por otra parte, es perfectamente comprensible), y hasta se ponga de los hígados (“¡¡¡ponerlo aquí, ponerlo aquí todas las veces!!!”) cuando se encuentra la alcachofa delante de sus narices en dos tiempos muertos consecutivos, y hasta se lleve a sus jugadores a un rincón apartado donde el micro no llegue, y hasta los ponga de pie (y bien apretaditos) para que la cámara no pueda captar lo que dibuja en la pizarra... Insisto, lo entiendo, cómo no voy a entenderlo: hace unos años jamás lo hubiera consentido, pero el que hoy haya accedido (a regañadientes, sospecho) no significa que ahora ya le guste. Nos gusta a nosotros, los que estamos al otro lado, los que disfrutamos gustosamente del invento.

Prueba nº 4: no, lo de los micrófonos en los árbitros tampoco es nuevo. En USA ya hace tiempo que se hace, aquí en fútbol ya hace años que se hizo (el Plus, esporádicamente), incluso en baloncesto laSexta ya lo probó este pasado verano con ocasión de los amistosos preolímpicos. Pero que se haga en un partido de tanta trascendencia sí es toda una novedad, y aún más que quien la implante sea precisamente TVE, Ente conservador por naturaleza (no hablo en términos políticos, sino tecnológicos), que jamás se ha caracterizado precisamente por su atrevimiento a la hora de innovar. El invento funcionó mejor en la segunda mitad que en la primera: más tiempos muertos, menos publicidad, más oportunidades de escuchar a Arteaga aleccionando a sus compañeros una y otra vez. Pero también de escuchar unos cuantos intercambios de opiniones en plena refriega. Supongo que cuesta encontrarle el punto, que esos micrófonos no pueden dejarse permanentemente abiertos (menudo guirigay tendríamos a cada instante), que sólo cabe recurrir a ellos en momentos puntuales, en riguroso directo o (como finalmente se hizo) en breve diferido. Da igual. Pocos inventos resultan más útiles para entender de primera mano lo que sucede dentro de una cancha.

Prueba nº 5: una buena realización siempre ofrecerá muchas repeticiones, lo cual siempre entrañará algún riesgo: allá por los primeros minutos de la final, Unicaja tuvo la ocurrencia (bastante habitual, por otra parte) de presionar el saque de fondo del Tau, lo que provocó que Cabezas (o quien fuera) la estuviera metiendo mientras el realizador aún estaba repitiendo. Esa sería la mala noticia; la buena fue que sólo sucedió esa vez. Fue, salvo error u omisión, la única ocasión en todo el partido, acaso en toda la Copa. Y sí, una sola vez también puede ser demasiado, pero cómo olvidar tiempos pasados que ya nunca más han de volver: hace apenas un par de años nos pasábamos medio partido viendo repetido el otro medio.

Vale que ésta ya no sea una novedad de la Copa, que lleve ya meses siendo así, pero éste no deja de ser un buen momento para celebrar la buena nueva. Mira que parece tan sencillo, respetar el juego, no mutilarlo, aprovechar para las repes esos múltiples espacios muertos, tras una falta, mientras se hacen cambios, los tiempos muertos propiamente dichos, qué sé yo... Y sin embargo a TVE (sección ACB) le ha costado décadas encontrarle el punto, bienvenido sea, y de hecho alguna televisión autonómica de cuyo nombre no quiero acordarme parece que aún se lo anda buscando...

Prueba nº 6: oh milagro, oh prodigio, oh maravilla, TVE decidió hacer un previo justo antes del partido (cosa lógica por otra parte, ya que haberlo hecho durante o después no habría tenido ningún sentido, dada su condición de previo), y de media hora nada menos, algo que ya no recordaban ni los más viejos del lugar. Me pilló tan de sorpresa que no pude verlo, que andaba yo recogiendo a toda leche la cocina para llegar a tiempo al partido propiamente dicho. Sólo sé que por allí anduvieron Lourdes García Campos, cada vez más estrella del deporte en esa cadena, y a su lado el propio Pepu, Paco Torres (Director de Gigantes) y Loquillo, cuya selección no era en absoluto baladí: de siempre fue el más baloncestero (barcelonista y céltico) de nuestros músicos, y ahora además anda presentando un videoclip (anticipo de su próximo disco), Memoria de Jóvenes Airados, en el que se homenajea profusamente a aquella maravillosa generación que durante los años ochenta enganchó a tantos de nosotros (los que ya estábamos en edad de ser enganchados... aunque lo mismo yo ya venía enganchado de serie) a este bendito deporte.

Hubo previo y casi hubo post, también, aunque éste apenas se quedó en nada por la larga duración del partido y de la prórroga subsiguiente. Y todo ello, con ser extraordinario, no fue ni tan siquiera lo mejor: lo mejor es que esto puede ser sólo el principio. García Campos se despidió hasta el sábado próximo (sí, éste que está ya a la vuelta de la esquina), con ocasión del estreno del nuevo contenedor “Tarde Premier, tarde ACB” (o algo así) que estará en nuestras pantallas desde las ¡¡¡tres y media de la tarde!!!

O dicho de otra manera: TVE parece haber decidido por fin apostar por sus dos productos estrella de la tarde del sábado, intentando que éstos no sólo no se excluyan sino que se complementen. Y aunque habrá quien ponga el grito en el cielo por viajar en el mismo barco que la Premier League, yo soy de la opinión de que puede venir muy bien ese arrastre de la audiencia del fútbol inglés hacia nuestro baloncesto. Y aunque habrá quien ponga otro grito en ese mismo cielo por el adelanto horario de la ACB (a partir de ahora a las seis y cuarto), yo también creo que puede ser muy positivo (aunque hace algún tiempo pensara justo lo contrario): a las 20:00 coincides con fútbol de primera, en laSexta o en peiperviú; a las 18:15 sólo coincides con la segunda división, y tampoco en todas partes. No, no soy tan ingenuo como para no saber que la ACB irá a rebufo de la Premier, claro está. Fútbol es fútbol, ya se sabe. Y ni siquiera tengo claro qué sucederá con los restantes contenidos deportivos, si caerán todos a Teledeporte, si alguna semifinal de Nadal hará tambalearse todo nuestro castillo de naipes. Pero sí sé que al menos por una vez TVE parece haber dado carta de naturaleza a nuestro deporte, dándole un tratamiento específico, dotándole de un protagonismo no igual (ni de lejos) pero sí medianamente parecido al que otorga a, por ejemplo, las motos. Y suceda lo que suceda después, al menos eso ya me parece un buen comienzo.

Quedará mucho por hacer, muchísimo: quedará, por ejemplo, instruir al de continuidad (o como demonios se llame eso) para que pinche la publicidad en el mismo momento en que la realización se va al plano general de la cancha, que luego los tiempos muertos van a tope de anuncios y en cuanto se retrasa unos segundos (como suele ser habitual) volvemos luego al partido con el juego ya reiniciado. Quedará también, sobre todo, trabajar mucho y bien el tema de la promoción del producto, eterna asignatura pendiente de esta cadena. Tanto por hacer, pero que no es nada si lo comparamos con lo que ya se ha hecho, lo que se está haciendo, lo que (parece que) se va a seguir haciendo. Si luego nos decepcionan (que no sería nada raro) ya llegará el momento de quejarnos. Pero hoy, al menos, permítanme proclamar públicamente que no volveré a tomar la palabra del Director de TVE en vano.

viernes, 23 de enero de 2009

Coby

¿Suena bien, verdad? Coby ficha por la Penya. Imagine que se lo dicen, no que se lo escriben. Le dicen Coby ficha por la Penya y su mente automáticamente se traslada a Los Ángeles, a ese MVP de la NBA a quien por un segundo le quita el amarillo (y púrpura) para vestirlo de verde (y negro)... justo antes de pensar que le están tomando el pelo, sí, claro, ya, Kobe va a fichar por la Penya, y yo que me lo creo... Pero no, le aclaran, que no es con ka sino con ce, que no acaba en e sino en y griega, ande, mírelo escrito, Coby ficha por la Penya, y su mente automáticamente se traslada 16, casi 17 años atrás, a aquel verano olímpico del 92... para de inmediato pensar que le están tomando otra vez el pelo, sí, claro, ya, la mascota de Mariscal, muy gracioso, a ver qué demonios pintaría en la Penya a estas alturas, vamos que ni para hacer el chorra en los descansos...

Pues es verdad: Coby ficha por la Penya. Un Coby que no es Kobe (aunque ambos hayan compartido vestuario) ni aún menos aquel otro Coby olímpico sino Coby Karl, el hijo del señor y la ex señora Karl, nacido en Wisconsin y criado (entre otros sitios) en Madrid, España, a la vera de su padre don George, en aquel entonces (finales de los ochenta, comienzos de los noventa) entrenador del Real Madrid, luego de Seattle o Milwaukee, hoy orgulloso y satisfecho técnico de los Nuggets de Denver.

Pero Coby no es simplemente el hijo de. La NBA no es un banco ni un comercio ni una empresa pública, nadie accede a la NBA simplemente por el mero hecho de ser hijo de. Coby Karl es un muy buen jugador de baloncesto. Quizá no lo suficiente como para haberse ganado algo más que contados minutos (más o menos de la basura) en aquellos Lakers del pasado año, pero sí lo suficiente como para estarse saliendo estos días en la NBDL (Idaho Stampede, nada menos), sí lo suficiente como para triunfar, más o menos, casi en cualquier lugar donde se lo proponga. Badalona, por ejemplo.

Coby Karl, por lo poco que he podido verle, es un escolta que en caso de emergencia te podría hacer también de base; fantástico tirador, buen pasador, te hace un apaño como defensor, carácter luchador (todo acaba en or). Viene de promediar 18 puntos y seis asistencias en Idaho, y con esas credenciales llega a Badalona para ocupar la plaza que ha dejado vacante Bracey Wright. Y claro, habrá quien espere encontrarse un clon del susodicho ex, pero quien así piense debería quitarse esa idea de la cabeza cuanto antes: Karl es otro perfil, quizás el perfil perfecto para esta Penya; no resulta difícil imaginarlo ya al lado de Ricky, Ribas, Mallet, Laviña, volviendo loco al perímetro contrario, cerrando todas las líneas de pase habidas y por haber, robándola y clavándote el triple en cuanto te descuidas, cuando menos te lo esperas.

Coby Karl, además, no debería tener casi ningún problema de adaptación (aspecto con el que no querrán correr muchos riesgos en Badalona, que digo yo que a estas alturas andarán ya bastante escarmentados). Pero no precisamente por el hecho de que pasara apenas dos años en Madrid durante su más tierna infancia, que eso ya lo tendrá más que olvidado, sino por el hecho de que ha vivido en demasiados sitios, ha cambiado de domicilio demasiadas veces como para que ahora le vaya a resultar extraño venirse para acá. Pero también, y sobre todo, porque a Coby Karl la vida no le ha puesto las cosas fáciles. No, la suya no es la típica historia de chico desarraigado de familia desestructurada a quien el baloncesto haya salvado de una mísera existencia, no, en absoluto. Su historia es completamente distinta, pero no por ello menos dramática.

Coby Karl no fue el típico alumno aventajado (en lo que a baloncesto se refiere) a quien se rifan con sus becas los grandes programas universitarios de la nación. Resulta fácil caer en la tentación de pensar que, con la de contactos que tendrá su padre, casi cualquier college medianamente decente debería haberle abierto de par en par sus puertas. Pues no. Por no abrírsele, ni tan siquiera se le abrieron las de North Carolina, las de esos mismos Tar Heels en los que su progenitor hizo historia a comienzos de los setenta. Coby encontró acomodo en Boise State, modesta universidad del estado de (sí, otra vez) Idaho en la que no tardó en convertirse en estrella... y en descubrir cómo la vida se le volvía completamente del revés.

A Coby Karl (acaso esto sea ya de sobra conocido, ustedes me disculpen si les reitero cosas que ya saben) le fue diagnosticado un cáncer. Pero no un cáncer cualquiera, no en un sitio asequible ni medianamente controlable, no: un delicadísimo tumor en la glándula tiroides, nada menos. Coby Karl fue operado y pasó quimioterapia, pero aquello no fue suficiente; pocos meses después el tumor se le reprodujo aún más fuerte si cabe, y Coby hubo de someterse a otra terrible intervención quirúrgica de más de siete horas, hubo de pasar por muchas más sesiones de quimio, llegó a temerse por su vida mucho más de lo que ahora podamos o queramos recordar. Durante un largo tiempo la preocupación por la salud de Coby resultó ser un tema recurrente en cada madrugada NBA, en cada partido de un George Karl que había padecido él mismo un problema muy similar (cáncer de próstata) muy poco tiempo antes, y en cuyo rictus no resultaba nada difícil adivinar el sufrimiento por el que estaba pasando…

A Coby Karl, por edad, le correspondía el draft de 2007, pero como si no. Con sus antecedentes nadie se atrevió a escogerlo, ni los Nuggets siquiera. Coby, casi aún convaleciente, debió buscarse la vida en ligas de verano, sesiones de prueba y demás bolos similares en una u otra franquicia para finalmente, ya casi a la desesperada, encontrar discreto acomodo en las profundidades del banquillo de los Lakers. Allí, mal que bien, debutó en la NBA; allí debutó incluso en playoffs, aquella inolvidable noche de primera ronda, precisamente contra los Denver Nuggets. De repente, con el partido resuelto, Phil Jackson tuvo el hermoso gesto de hacerle jugar aquellos últimos minutos y algunos jamás olvidaremos la cara de George Karl, enfocada como veinte o treinta veces por las cámaras de televisión, dejando atrás el cabreo por la derrota para entregarse a la emoción, muy difícilmente contenida, de ver allí enfrente a su hijo corriendo por la cancha en plena noche de playoffs, sin que tuviera ya la menor importancia que lo hiciera en el equipo contrario. Tanta tensión, tantos meses de sufrimiento estallándole allí de golpe, aguantándose a duras penas las lágrimas, el corazón casi a punto de salírsele por la boca.

Pero no por ello las cosas iban a ser más fáciles. Este pasado verano, de nuevo sin equipo, Coby volvió a probar aquí y allá, en algún momento hasta se rumoreó muy seriamente que los mismísimos Nuggets de su padre le acogerían en su seno... Pues tampoco, que esto es la NBA, mire usted, que aquí no ha lugar a sentimentalismos. Y que el chico lo que necesita es jugar, recuperar sensaciones, no calentar ya más banquillos: pues eso, que hacia los Stampede de su muy querido Idaho, y de ahí a... ¿Badalona? Coby ficha por la Penya...

Coby está en los 25 años, aún en plena juventud, cualidad fundamental (como su propio nombre indica) de un DKV Joventut que hace apenas unos días batió récords ACB al alinear un quinteto titular compuesto por Ricky Rubio, Pau Ribas, Pere Tomás, Bogdanovic y Norel (20,9 años de media), y que hace apenas unas semanas acabó un partido de Euroliga en Ljubljana con un quinteto aún más joven todavía, Franch, Ribas, Pere Tomás, Eyenga y Norel que ni siquiera sumarán cien años entre los cinco, acaso el quinteto de menor edad que haya jugado nunca en esa competición (y ello con el lujo de aún tener a Ricky en el banquillo). A ese grupo llega Coby: no para ser lo más de lo más sino para ser, sencillamente, uno más: nada más y nada menos que eso.

No les aseguro que vaya a salir bien, a ver quién soy yo para asegurar nada. Pero sí creo que tiene toda la pinta de tratarse de un magnífico fichaje. Y que se ganará rápidamente el favor de la hinchada, y que (si él quiere, si no le llaman ni le tientan de otros lugares) en Badalona podría haber Coby para rato. Y que tal vez un día, quién sabe, acaso escuchemos a las buenas gentes del Olimpic gritar ¡¡¡Coby, Coby, Coby!!!, a la manera en que lo hacen a menudo las glamourosas gentes del Staples. Que la de allí es con ka y e, que la de aquí será con ce y con y griega pero dará igual, ambos gritos sonarán de la misma manera, ambas aficiones se sentirán igualmente felices al proclamarlo. Ojalá.