martes, 23 de diciembre de 2008

Encesta su Muñeca

La Asociación de Clubes de Baloncesto, en siglas ACB, en estrecha colaboración con las Fábricas Agrupadas de Muñecas de Onil Sociedad Anónima, en siglas FAMOSA (no me ponga esa cara, que sí, que es verdad, que no me lo invento), ha emprendido un año más la campaña Encesta su Juguete, que como es bien sabido tiene por objeto hacer que los niños desfavorecidos reciban también su regalo y tengan algo con lo que jugar estas navidades. Empeño loable y encomiable donde los haya, que cuenta por supuesto con todo mi respeto y apoyo... pero no con mi comprensión. Es decir, comprendo y comparto el fondo, pero la forma se me escapa. Lo siento, será que no doy más de sí.

A ver cómo lo explico sin que me comparen con Herodes: la ACB monta un tinglado según el cual se suman todos los puntos anotados en cada una de sus dos jornadas previas a Navidad; a su vez a cada punto se le otorga un valor de diez euros, por lo que dicho total de puntos de cada jornada se multiplica por diez (lógicamente); y además en cada una de las dos jornadas se lanza un dado gigante, que hará que esa suma total se multiplique por dos o por tres, dependiendo de lo que salga...

Hasta aquí la teoría, que luego viene la práctica: y en la práctica, el dado siempre da tres. Acaso porque dicho dado ya esté suficientemente preparado para la ocasión (lo ignoro), o acaso por el empeño del maestro de ceremonias de turno en que el resultado sea precisamente ése y no otro. Así en Vitoria (sábado 13) como en Barcelona (sábado 20), la mascota que procedió a tirar el dado (en Vitoria una mascota propiamente dicha, en Barcelona Fernando Romay que no es mascota pero como si lo fuera, dicho sea con todo respeto y cariño) debió esmerarse no ya en orientar lo más posible el lanzamiento, sino incluso en abalanzarse sobre el dado antes de que éste acabara de botar, sujetándolo descaradamente con el tres cara arriba, no vaya a ser que siga rodando y al final la vayamos a liar... Vamos, lo que solemos llamar un paripé. Sí, paripé por una buena causa, paripé altruista, solidario incluso. Pero paripé al fin y al cabo.

¿Pero es que acaso podría ser de otra manera? ¿Qué pasaría si alguna vez saliera el dos, si fuera un sorteo (llamémoslo así) limpio, si los maestros de ceremonias se despistaran, si lo arrojaran demasiado lejos y no llegaran a tiempo de sujetarlo, si hubiera un rebote imprevisto, si no pudieran controlarlo? ¿Qué pensaríamos todos entonces? Joder qué ratas los de la ACB, ya les vale, pudiendo multiplicar por tres y van y lo multiplican por dos, serán las restricciones presupuestarias, cómo se nota que hay crisis... Algo así. No, sale tres porque tiene que salir el tres, porque ya está previsto y hasta presupuestado, porque cualquier otra opción carecería por completo de sentido.

Ya, pero entonces ¿para qué sirve lo del dado, aparte de mostrar la publicidad del patrocinador? Buena pregunta, de hecho yo mismo llevo años haciéndomela sin hallar jamás la respuesta. Todos, expectantes como estamos por que comience ya la segunda mitad, miramos estupefactos el dado, todos sabemos que el dado tiene caras que pone x2 y otras que pone x3, todos sin excepción sabemos que saldrá la del tres, hasta el narrador de TVE, antaño Barthe, hoy Cañada, ya nos anuncia que “apuesten a que saldrá el tres”, todos vemos como el dado (previa sujeción) muestra el tres, vemos cómo el espíquer lo grita, cómo las cheerleaders lo celebran, cómo la concurrencia aplaude (como si estuviera) entusiasmada... ¿Para este viaje hacían falta estas alforjas? ¿No bastaría con que las cheerleaders aparecieran con un cartelito, tipo cheque gigante, anunciando que gracias a la inmensa generosidad de la ACB y de su famosa entidad patrocinadora el total resultante se multiplicará por tres? ¿No daría el mismo resultado, no se generaría el mismo entusiasmo, no se obtendría idéntica repercusión publicitaria? Insisto, seguro que todo esto tiene algún sentido, pero yo por más que lo busco soy incapaz de encontrárselo. Será que carezco de espíritu lúdico, o de espíritu navideño, o de ambas cosas.

Pero vayamos aún más allá, vayamos a la esencia misma de la cosa. La de vincular directamente el total de euros destinado a juguetes con el total de puntos que se anoten. De acuerdo con las multiplicaciones anteriores cada punto viene a equivaler a 30 euros, por lo que un partido cuyo resultado fuera 115-105 generaría 6.600 euros, mientras que otro cuyo resultado fuera 57-53 generaría 3.300, es decir, exactamente la mitad. Ante lo cual no resultaba extraño escuchar (este año apenas lo hemos oído, pero en temporadas anteriores lo escuchábamos constantemente) aquello de que esperemos que se metan muchos puntos, que la anotación sea alta para hacer que suba más la cifra, para que esta ayuda pueda llegar a muchos más niños que lo necesiten...

¿Qué se pretende entonces? ¿Que no defiendan? ¿Cabe imaginar a un entrenador, en un tiempo muerto, diciéndoles a sus chicos, oye, hoy no apretéis mucho en defensa, no estéis muy encima, bajad los brazos, dejadles que tiren y por el resultado no os preocupéis que ellos harán lo mismo, que ya sabéis que esto es por una buena causa? ¿Habrán de ser aplaudidos, qué digo aplaudidos, aclamados por las calles, técnicos como Curro Segura, cuyo CAI permitió anotar 102 puntos a Unicaja en la Jornada 13, o como (aún más) Txus Vidorreta, cuyo iurbentia consintió 99 puntos al Granca en esta jornada y 97 al Tau en la anterior? ¿Habrá de ser ninguneado, lapidado, arrojado a los infiernos el bueno de Pablo Laso, cuyo modesto Bruesa sólo consintió 136 puntos (65 del Pamesa, 71 del Estu) en el total de estas dos jornadas? Y qué decir de Xavi Pascual, sólo 128 puntos encajados (61 del Menorca, 67 del Madrid), ¿le señalarán con el dedo, le insultarán por las calles, podrá acaso mirarse en el espejo sin sentir feroces remordimientos de conciencia por todos esos pobres niños que no tendrán nada con lo que jugar? ¿O será más bien Joan Plaza quien habrá de recibir un reconocimiento especial por su magna contribución a esta campaña, merced a esa blandísima defensa zonal que permitió a los tiradores blaugranas ensartar triple tras triple como si aquello más que un partido fuera una feria?

Una vez más, no lo entiendo (mira que soy duro de entendederas). ¿Por qué resulta necesario todo esto? ¿no sería mucho más fácil decir, simplemente, la ACB, con la colaboración de Famosa, dona este año chiquicientosmil euros para la causa, chiquicientosmil euros en juguetes para los niños más necesitados, un equis por ciento más que el pasado año, sin necesidad de vincularlo a que se anoten más puntos o menos? Y mira que la cosa ha salido razonablemente bien, ha habido hasta un cien, algún noventa, unos cuantos ochentas, no ha habido cincuentas, ni uno solo... ¿Pero es necesario pasar por esto, que haya que vincular la generosidad del baloncesto con la generosidad de su anotación? Seguramente me contestarán que es que así todo resulta mucho más divertido, mire usted. Tal vez, pero yo no lo veo. Mi espíritu lúdico que brilla por su ausencia, una vez más.

Y ya puestos, ya que estoy en plan tocapelotas (ustedes me perdonen) me permitirán una última pega, ésta referida al patrocinador. Sí, esas famosas muñecas de Famosa que se dirigen al portal, para hacer llegar al niño su cariño y su amistad. Que están muy bien, no seré yo quien lo niegue, una marca ejemplar que lleva años y años en el mercado proporcionando ilusión a las criaturas del mundo entero, qué duda cabe. Así que me parece perfecto, Muñecas Famosa. Pero ¿por qué sólo Famosa? O para ser más exactos, ¿por qué sólo muñecas?

No, no desprecio a las muñecas, ni al Nenuco, ni a todos esos otros muñequillos (cuyo nombre ahora mismo no recuerdo) que nos anunciaban en los tiempos muertos. No seré yo quien niegue la utilidad del juego simbólico en la formación de nuestros pequeños, más bien al contrario. Y nadie vea tampoco ningún matiz sexista, líbreme dios, que no hablo de juguetes sólo para niñas ni sólo para niños, ni a estas alturas del siglo me supone ningún problema el que niños o niñas jueguen con muñecas o con muñecos. No van por ahí los tiros. No planteo el en vez de, sino el además de.

O acaso me digan que no es eso, que Famosa es sólo el patrocinador, pero que ello no significa que todos los juguetes repartidos sean de dicha marca. Acabáramos. Puede ser, puede que Famosa patrocine pero no monopolice, que haya también balones, y volquetes y excavadoras, y el barco pirata y el hundir la flota, y clics de Famóbil y casitas de pin y pon, y construcciones de Lego y puzzles Educa, y micromachines y hasta maletines de la señorita Pepis (¿existirá todavía esa señorita Pepis?), y hasta el Monopoly o los Juegos Reunidos Geyper si me apuran, tantos y tantos juguetes cuyo nombre ya ni recuerdo porque ya ni siquiera mi hijo está en esa edad. Puede que haya de todo, tal vez, pero entonces ¿por qué sólo patrocina Famosa? ¿Acaso es que sólo hay espacio (económico) para un único patrocinador? ¿O acaso será que nadie más traga, que la crisis hace estragos y ningún otro juguetero se atreve a meterse en semejante lío? Habrá de todo… o habrá sólo muñecas, no sé. En cualquier caso, ya saben: Nochebuena de amor, Navidad jubilosa, es el mensaje feliz de las muñecas Famosa. En ello estamos.

Pero no teman, que ya dejo de aguarles las fiestas. Y línchenme si quieren, pero no olviden que yo no cuestiono fondo sino forma, que yo comparto el qué pero no entiendo el cómo. Y en todo caso tampoco me lo tengan muy en cuenta, si son sólo cosas mías, manías de un tipo que ya hace demasiados años que perdió el espíritu navideño (si es que alguna vez lo tuvo). Que éstas al fin y al cabo son fechas entrañables, de hecho a mí se me revuelven las entrañas cada vez que llega la Navidad. Por cierto: feliz navidad.

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