jueves, 26 de febrero de 2009

salto de calidad

Hace algo más de tres semanas, la ACB, en su página web, nos sorprendió con la siguiente nota:

Hoy lunes, 2 de febrero, se ha celebrado una reunión de trabajo entre representantes de los clubes ACB y directivos de Televisión Española, con el objetivo de seguir evolucionando el producto y la calidad de la cobertura televisiva.

Javier Pons, Director General de TVE, y Julián Reyes, Director de Deportes, se han desplazado a Barcelona para conocer la Asociación de Clubes y mantener un encuentro profesional con el Presidente de la ACB, Eduardo Portela, su ejecutiva y los Presidentes y Directores Generales de los 17 clubes que integran la presente temporada.

“Hemos venido a la ACB con un gran objetivo: refrendar el compromiso de Televisión Española con la ACB y con el baloncesto”, afirmó Pons en su intervención. “Honramos el legado que nos dejaron los anteriores dirigentes, pero la nueva dirección de esta cadena llega con toda la ilusión de maximizar nuestra relación con la ACB, a la que consideramos socios y compañeros de camino, nunca proveedores de contenidos”.

El Director General de Televisión Española felicitó públicamente a la ACB por su trabajo. “Todo el mundo mira hacia España y si lo hace por algo será. La ACB lleva trabajando muy bien desde hace muchos años y es justo que TVE se lo reconozca situándola como uno de los contenidos premium de la cadena”.

Por su parte, Julián Reyes, Director de Deportes de TVE, remarcó la apuesta de Pons manifestando su “creencia total en el producto ACB”. “Desde hace tiempo, y en colaboración estrecha con los dirigentes de la ACB, estamos trabajando un proyecto ambicioso que provocará un salto importante de calidad del producto. Será una manera diferente de entender y ver el baloncesto profesional desde el prisma televisivo que espero y deseo que el aficionado y el espectador aprecien. TVE y ACB saben lo que quieren y se demostrará en un corto espacio de tiempo”.

(las negritas -azulitas, en este caso- no son mías, venían ya de serie en el texto original)

Qué potito y qué herboso (que dirían Martes y Trece, cuando aún decían algo) sonaba todo, de mis enrojecidos ojos brotaban lagrimones como naranjas al leer todas aquellas expresiones, refrendar el compromiso, honrar el legado, maximizar la relación, socios y compañeros de camino, contenido premium, creencia total en el producto, proyecto ambicioso, salto importante de calidad, manera diferente de entender y ver el baloncesto...

Vamos, que huelga decir que no me creí nada, por supuesto. Es decir, sí me creí que se hubieran reunido para la ocasión, faltaría más, pero desconfié de inmediato de toda la parafernalia subsiguiente. No tanto porque sea yo descreído por naturaleza (que también) como porque son ya demasiadas veces, demasiadas palabras maravillosas, demasiadas buenas intenciones, demasiado ruido para tan pocas nueces. Nos vemos, nos ponemos hasta el culo, nos llenamos la boca de buenos propósitos, le decimos a la gente que todo va a cambiar y aquí paz y después gloria hasta que dentro de un año volvamos otra vez por aquí para decirles más o menos lo mismo...

Así pues, llegados a este punto, no me queda ya más remedio que (seguro que ustedes ya estaban imaginándolo) envainármela convenientemente, una vez más. Palabrerías pasadas no presuponen palabrerías futuras (que dirían los bancos, si bien ellos refiriéndose a otras cosas), el que otras veces nos hayan llenado la cabeza de pájaros no significaría necesariamente que esta vez nos la vuelvan a llenar, el que otras veces no les hayamos creído no tendría por qué significar que esta vez no les podamos creer... A las pruebas me remito.

Pruebas que hemos podido percibir claramente durante esta pasada edición de la Copa del Rey: acaso la Copa mejor televisada de cuantas existieron (al menos la mejor de entre las ofrecidas por TVE), del mismo modo que la Final acaso fuera el partido de baloncesto mejor retransmitido de cuantos ofreció en toda su historia TVE. ¿Exageración? Vayamos por partes:

Prueba nº 1: por fin TVE rellenó el hueco que hace ya más de dos meses dejara vacante Scariolo, quien a su vez rellenó en su día el hueco que dejara vacante el gran Creus. Un hueco rellenado, en mi opinión, de la mejor manera posible: Pepu Hernández, que ya sonó para el puesto allá por septiembre, era de lo más apetecible que quedaba en el mercado. Y ciertamente no defraudó. Fue, eso sí, de menos a más: el primer día se le notó contenido, agarrotado, como falto de confianza: sin entrar al trapo de las múltiples chorradas de Romay, hasta pareciendo a veces que le tuvieran que sacar las palabras con sacacorchos... Pero poco a poco se fue encontrando más a gusto, la cosa mejoró ya al día siguiente, y en semifinales, y ya en la Final era por fin Pepu en estado puro. Aportando todo lo que ya sabíamos que podría aportar, y siendo ello apenas un esbozo de lo que podrá aportar en un futuro.

Prueba nº 2: las chicas (ustedes disculpen esta expresión, manifiestamente sexista, ya que me dirán con razón que a ver por qué no hablo de los chicos cuando me refiero a Cañada o Romay, pongamos por caso; pero así nos entendemos). Es decir, Fe López y Virtudes Fernández, pero ya no de una en una (como venía siendo demasiado habitual) sino las dos a la vez, una en cada banquillo, mejor situadas que nunca como prueba evidente de esa estrecha colaboración a la que se aludía en la nota. Aportando antes, después y (sobre todo) durante, y trabajándose además estupendas entrevistas por todo el Palacio en los intermedios. Puestos a hacer comparaciones odiosas no puedo evitar tener la sensación de que aporta más Fe que Virtudes, de lejos. Pero ambas resultan igualmente imprescindibles.

Prueba nº 3: los tiempos muertos. Vale, me dirán que esto no es una novedad, que anda que no hace ya tiempo que podemos escucharlos... Ya, pero es que la novedad no estuvo en el qué, sino en el cómo. Para empezar, ya no es la pobre periodista la que tiene que meter su brazo y su micrófono allí en medio, estirándose cuanto puede, llegando a duras penas, invadiendo algún espacio vital. Esta vez TVE optó por incorporar unos artilugios a modo de grúas (o dicho de otra manera, un palo largo del que colgaba el micro propiamente dicho); aparatosos, ciertamente, pero que cumplen impecablemente su función.

Pero es que además, acostumbrados como estábamos a escuchar tan solo a un entrenador por cada tiempo muerto, y ello en el mejor de los casos, esta vez descubrimos con asombro que hasta podíamos escuchar a los dos. Que no hay publicidad, pues a uno en directo y al otro en diferido. Que sí la hay, pero ésta al menos permite un pequeño hueco al final, pues a los dos técnicos en diferido, siquiera unos segundos tan solo, lo suficiente para hacernos una idea de lo que allí se ha dicho. Todo un lujo a nuestro alcance, por más que a algún entrenador puntual siga sin gustarle (lo cual, por otra parte, es perfectamente comprensible), y hasta se ponga de los hígados (“¡¡¡ponerlo aquí, ponerlo aquí todas las veces!!!”) cuando se encuentra la alcachofa delante de sus narices en dos tiempos muertos consecutivos, y hasta se lleve a sus jugadores a un rincón apartado donde el micro no llegue, y hasta los ponga de pie (y bien apretaditos) para que la cámara no pueda captar lo que dibuja en la pizarra... Insisto, lo entiendo, cómo no voy a entenderlo: hace unos años jamás lo hubiera consentido, pero el que hoy haya accedido (a regañadientes, sospecho) no significa que ahora ya le guste. Nos gusta a nosotros, los que estamos al otro lado, los que disfrutamos gustosamente del invento.

Prueba nº 4: no, lo de los micrófonos en los árbitros tampoco es nuevo. En USA ya hace tiempo que se hace, aquí en fútbol ya hace años que se hizo (el Plus, esporádicamente), incluso en baloncesto laSexta ya lo probó este pasado verano con ocasión de los amistosos preolímpicos. Pero que se haga en un partido de tanta trascendencia sí es toda una novedad, y aún más que quien la implante sea precisamente TVE, Ente conservador por naturaleza (no hablo en términos políticos, sino tecnológicos), que jamás se ha caracterizado precisamente por su atrevimiento a la hora de innovar. El invento funcionó mejor en la segunda mitad que en la primera: más tiempos muertos, menos publicidad, más oportunidades de escuchar a Arteaga aleccionando a sus compañeros una y otra vez. Pero también de escuchar unos cuantos intercambios de opiniones en plena refriega. Supongo que cuesta encontrarle el punto, que esos micrófonos no pueden dejarse permanentemente abiertos (menudo guirigay tendríamos a cada instante), que sólo cabe recurrir a ellos en momentos puntuales, en riguroso directo o (como finalmente se hizo) en breve diferido. Da igual. Pocos inventos resultan más útiles para entender de primera mano lo que sucede dentro de una cancha.

Prueba nº 5: una buena realización siempre ofrecerá muchas repeticiones, lo cual siempre entrañará algún riesgo: allá por los primeros minutos de la final, Unicaja tuvo la ocurrencia (bastante habitual, por otra parte) de presionar el saque de fondo del Tau, lo que provocó que Cabezas (o quien fuera) la estuviera metiendo mientras el realizador aún estaba repitiendo. Esa sería la mala noticia; la buena fue que sólo sucedió esa vez. Fue, salvo error u omisión, la única ocasión en todo el partido, acaso en toda la Copa. Y sí, una sola vez también puede ser demasiado, pero cómo olvidar tiempos pasados que ya nunca más han de volver: hace apenas un par de años nos pasábamos medio partido viendo repetido el otro medio.

Vale que ésta ya no sea una novedad de la Copa, que lleve ya meses siendo así, pero éste no deja de ser un buen momento para celebrar la buena nueva. Mira que parece tan sencillo, respetar el juego, no mutilarlo, aprovechar para las repes esos múltiples espacios muertos, tras una falta, mientras se hacen cambios, los tiempos muertos propiamente dichos, qué sé yo... Y sin embargo a TVE (sección ACB) le ha costado décadas encontrarle el punto, bienvenido sea, y de hecho alguna televisión autonómica de cuyo nombre no quiero acordarme parece que aún se lo anda buscando...

Prueba nº 6: oh milagro, oh prodigio, oh maravilla, TVE decidió hacer un previo justo antes del partido (cosa lógica por otra parte, ya que haberlo hecho durante o después no habría tenido ningún sentido, dada su condición de previo), y de media hora nada menos, algo que ya no recordaban ni los más viejos del lugar. Me pilló tan de sorpresa que no pude verlo, que andaba yo recogiendo a toda leche la cocina para llegar a tiempo al partido propiamente dicho. Sólo sé que por allí anduvieron Lourdes García Campos, cada vez más estrella del deporte en esa cadena, y a su lado el propio Pepu, Paco Torres (Director de Gigantes) y Loquillo, cuya selección no era en absoluto baladí: de siempre fue el más baloncestero (barcelonista y céltico) de nuestros músicos, y ahora además anda presentando un videoclip (anticipo de su próximo disco), Memoria de Jóvenes Airados, en el que se homenajea profusamente a aquella maravillosa generación que durante los años ochenta enganchó a tantos de nosotros (los que ya estábamos en edad de ser enganchados... aunque lo mismo yo ya venía enganchado de serie) a este bendito deporte.

Hubo previo y casi hubo post, también, aunque éste apenas se quedó en nada por la larga duración del partido y de la prórroga subsiguiente. Y todo ello, con ser extraordinario, no fue ni tan siquiera lo mejor: lo mejor es que esto puede ser sólo el principio. García Campos se despidió hasta el sábado próximo (sí, éste que está ya a la vuelta de la esquina), con ocasión del estreno del nuevo contenedor “Tarde Premier, tarde ACB” (o algo así) que estará en nuestras pantallas desde las ¡¡¡tres y media de la tarde!!!

O dicho de otra manera: TVE parece haber decidido por fin apostar por sus dos productos estrella de la tarde del sábado, intentando que éstos no sólo no se excluyan sino que se complementen. Y aunque habrá quien ponga el grito en el cielo por viajar en el mismo barco que la Premier League, yo soy de la opinión de que puede venir muy bien ese arrastre de la audiencia del fútbol inglés hacia nuestro baloncesto. Y aunque habrá quien ponga otro grito en ese mismo cielo por el adelanto horario de la ACB (a partir de ahora a las seis y cuarto), yo también creo que puede ser muy positivo (aunque hace algún tiempo pensara justo lo contrario): a las 20:00 coincides con fútbol de primera, en laSexta o en peiperviú; a las 18:15 sólo coincides con la segunda división, y tampoco en todas partes. No, no soy tan ingenuo como para no saber que la ACB irá a rebufo de la Premier, claro está. Fútbol es fútbol, ya se sabe. Y ni siquiera tengo claro qué sucederá con los restantes contenidos deportivos, si caerán todos a Teledeporte, si alguna semifinal de Nadal hará tambalearse todo nuestro castillo de naipes. Pero sí sé que al menos por una vez TVE parece haber dado carta de naturaleza a nuestro deporte, dándole un tratamiento específico, dotándole de un protagonismo no igual (ni de lejos) pero sí medianamente parecido al que otorga a, por ejemplo, las motos. Y suceda lo que suceda después, al menos eso ya me parece un buen comienzo.

Quedará mucho por hacer, muchísimo: quedará, por ejemplo, instruir al de continuidad (o como demonios se llame eso) para que pinche la publicidad en el mismo momento en que la realización se va al plano general de la cancha, que luego los tiempos muertos van a tope de anuncios y en cuanto se retrasa unos segundos (como suele ser habitual) volvemos luego al partido con el juego ya reiniciado. Quedará también, sobre todo, trabajar mucho y bien el tema de la promoción del producto, eterna asignatura pendiente de esta cadena. Tanto por hacer, pero que no es nada si lo comparamos con lo que ya se ha hecho, lo que se está haciendo, lo que (parece que) se va a seguir haciendo. Si luego nos decepcionan (que no sería nada raro) ya llegará el momento de quejarnos. Pero hoy, al menos, permítanme proclamar públicamente que no volveré a tomar la palabra del Director de TVE en vano.

No hay comentarios: